Entrevista a un loco

Un hombre que había estado en un Psiquiátrico desde hacía varios años, finalmente pareció haber mejorado, hasta tal punto en que se pensó que podría ser puesto en libertad.

El director de la institución, en un ataque de encomiable prudencia, decidió, sin embargo, entrevistarse con él en primer lugar:
– «Dime, si te ponemos en libertad (como estamos considerando hacerlo), ¿qué es lo que harás con tu vida?.»
El recluido dijo:
– «Sería maravilloso volver a la vida real y si lo hago, sin duda, me abstendré de cometer los errores que cometí en el pasado. Yo era un físico nuclear, ya sabes, y el estrés de mi trabajo en la investigación de armas contribuyó a que me tuvieran que encerrar aquí. Si me dan de alta, me limitaré a trabajar en la teoría pura, donde confío en que la situación será menos difícil y estresante.»
– «¡Maravilloso!».- Dijo el director de la institución.
– » O bien –prosiguió el recluido–, yo podría enseñar. Hay muchas cosas que enseñar en la Educación, para que el mundo pueda tener una nueva generación de científicos bien preparada.»
– «Por supuesto».- Dijo el director.
– «Por otra parte, yo podría escribir. Existe una considerable necesidad de libros de ciencia para el público en general. O podría incluso escribir una novela basada en mis experiencias en esta gran institución.»
– «Una posibilidad interesante».- Dijo el director.
– «Y, por último, si ninguna de estas cosas me atraen, siempre puedo seguir siendo una locomotora.»


– «¡¡Camarerooooo, quiero un poco de pollo, pero te voy a decir una cosa: cuanto más joven sea, será mejor!!.»
– «Bueno, entonces te traeré un huevo!!.»


Ahora que llegan los Reyes Magos, recuerdo que cuando yo era pequeño, descubrí que un juguete que fuese irrompible, era útil para romper otros juguetes. Recuerdo también que NINGÚN niño quería jugar conmigo. (Marin El Punki – Perro Loko).


Un kolega mío se cayó de la moto y lo mandaron al Hospital. El médico le dijo:
– «Usted tiene una fractura en la pierna, un brazo roto, cuatro costillas fracturadas, y probablemente una conmoción cerebral. ¿Sientes mucho dolor?.»
Y mi kolega contestó:
– «Sólo cuando me río.»


Tuve la oportunidad, pero la perdí…

Ella: – «¿Quieres venir conmigo al cine?.»
Yo: – «¿A ver una película?.»
Ella: – «¡¡NO, a contar cuántas sillas hay!!.»