Mi abuela Isabel era una mujer muy valiente. Una vez, mi abuelo Miguel se retrasó con la manada de vacas. Se hizo de noche y mi abuelo NO había aparecido todavía en casa. La noche estaba muy mala; estaba cerrada en agua y había tormentas…

Entonces, mi abuela Isabel se puso un pañolón largo por la cabeza y fue en busca de su marido, mi abuelo Miguel. Antes de salir de casa, le dio instrucciones a mi tía Mereces (su hijita), para que cuidara de sus hermanos menores.

Mi abuela encontró a mi abuelo Miguel en el camino de ‘El Calvario’, muy cerquita ya del pueblo. Mi abuelo venia ya de vuelta con las vacas, pero cuando al principio vio venir un bulto negro dirigiéndose hacia él, se extrañó mucho. ¿Qué era ese bulto que se veía venir a lo lejos por el camino?. Mira, parecía que venía un fantasma. Menos mal que mi abuelo NO le tenía miedo a nada y cuando por fin el bulto se acercó, se destapó la cabeza y era mi abuela Isabel.

– “Cagun en la leche!! ¿Tú eres?. Esta mujer… Tú pa’ qué vienes a buscarme!!!.”.- Exclamó mi abuelo Miguel.
– “Digo,… porque estaba muy preocupada”.
– «Anda, vamos pa’ casa».

Mi abuelo Miguel le riñó a su mujer (mi abuela Isabel) por haber ido en su busca en una noche tan mala de tormenta, viento y lluvia.

Espero que os haya gustado esta historia. Es una historia de amor de mis abuelos paternos Miguel Marín Valderas ‘EL CHORLA’ e Isabel Caro Galafate (la mujer más valiente que he conocido en mi vida). [Marin El Punki – Perro Loko].


Historia de una navaja

<<Un día estaba yo en el campo y me dijo el ‘Garrapilo’, un hombre que era íntimo amigo del difunto de mi padre:
– «Tengo una coza en mi kaza que a tí te ba a guhtá musho. Tengo dó’, una é’ pa’ mí y la otra –ci me lo acierta– é’ pa’ tí. Me láh dio tu padre, hace NO meno’ treinta año’… Y hahta ahquí ya NO te pueo dá máh pista’. A bé ci tú zabe lo que me dio tu padre…»
– «Qué cé yo, Garrapilo!… Una nabaja.»
– «Cí, ceñó, una nabaja. Yo tengo dó’ nabaja que me regaló tu padre y una é’ pa’ tí, porque quiero que güerba a tuh manoh y que tú la guarde.» […]

Pasaron los días (incluso los meses) y efectivamente, hoy por el mediodía, cuando fui a comer a casa de mi madre, ella me tenía preparada una gran sorpresa: la navaja que le regaló mi padre al ‘Garrapilo’ (José Antonio ‘El Garrapilo’).

A mi padre (Miguel Marín Caro ‘El Chorla’) le gustaban mucho las navajas. Vamos, le gustaban las navajas más que a los gitanos.

Esa navaja, la que un día le regalara a su buen amigo, la guardaré como oro en paño. Este hombre, el ‘Garrapilo’, ha tenido el detalle de dármela y esto es algo que nunca se puede olvidar. La verdad es que para mí SIEMPRE es un orgullo conservar algo que perteneció a mi padre. ¡¡¡Gracias, Garrapilo!!!.>> Marin El Punki – Perro Loko.

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