Pues por ahí fuera se ven unos jardines la mar de bonitos; bien cuidados, limpios, con abundantes plantas y árboles hermosos.

Cuando estuve en Las Palmas de Gran Canaria, vi unas flores que por su singular belleza me llamaron la atención. Las plantas tenían bastante simiente, por lo que decidí coger un poquito y guardarlo en una bolsita.

Cuando llegó la primavera, sembré el simiente de aquella planta tan preciosa que vi en Canarias. El simiente germinó sin problemas, pero las resultantes plantas florecieron más bien tarde (sobre septiembre, chispa más o menos…).

Como yo NO sabía qué clase de planta era, me dispuse a investigar… hasta que un día dí con la tecla. Se trataba de ‘Tagetes’. Ahora bien, ¿de qué variedad de Tagete estamos hablando?. Eso también fue un problema para mí a la hora de averiguarlo, porque hay muchas variedades de Tagetes. La que yo cultivé con tanto esmero pertenece a la especie de ‘Tagetes Tenuifolia’. Sin embargo, fijándome muy bien en las flores y contrastándolas con las de otros Tagetes, creo que mi planta es una ‘Marigold Yellow Bicolor’ y que además es un híbrido. Digo que es un híbrido porque la flor NO posee cinco pétalos como los demás Tagetes Tenuifolia (aunque NO sé si tiene algo que ver…). Así pues, tengo en mi poder los Tagetes Tenuifolia “Marigold Yellow Bicolor”.

Los Tagetes Tenuifolia están muy extendidos en la mayor parte de México, así como en América Central, Colombia y Perú. Alcanzan unos 60 centímetros de altura, formando densas matas de porte erecto. Sus flores, además de atraer a las mariposas, son comestibles y se pueden usar como condimento o guarnición en ensaladas, verduras, etc.

El fuerte aroma del follaje de esta planta, como en todas las especies de Tagetes, repele a pequeños insectos, incluso a los mosquitos. También las secreciones de las raíces actúan como repelente de plagas del suelo.

Fotografía tomada por Marin El Punki – Perro Loko. Viernes, 5 de enero de 2018. Hora: tres y treinta y cuatro de la tarde.