<<Marzo lluvioso y abril ventoso, sacan a mayo florido y hermoso.>> Dice el refrán.

<<En marzo ni arzo, en abril hueveí y en mayo pajarayo.>> Antíguo refrán que solía decir el pobrecito de mi padre, Miguel Marín Caro ‘el Chorla’.

<<Ayer fui a una librería y pedí un libro sobre melodramas. El librero se echó a llorar y a continuación me eché a llorar yo también.>>

<<Hay que bé este shiquillo mío pa’ llebarse –en deje que ce alebanta hajta que ce acuesta– diciendo «piciazos»*!!!.>> Mi madre.

(*) Según el libro ‘TREBUJENA – Aproximación a su Historia’ del presbítero Antonio Mesa Jarén, en el Capítulo V sobre ‘El lenguaje de Trebujena’, la palabra «piciazo» se refiere a «quién está haciendo el ridículo o el tonto. VG. «¡Hummm, qué piciazo está hecho!».»

Dicho de otro modo, a mi entender, decir «piciazos» equivale también a decir cosas sin sentido o fundamento, pudiendo rozar incluso lo esperpéntico. (Marin El Punki – Perro Loko, «Piciacero por naturaleza».)

<<A mi pasta de dientes extra sensible NO le gusta cuando utilizo otras pastas de dientes!.>>